jueves, 30 de julio de 2015

Cautivos, de Atom Egoyan




Título original: Captives (The Captive). Dirección: Atom Egoyan. País: Canadá. Año: 2014. Duración: 113 minutos. Género: Drama, thriller. Guion: David Fraser. Producción: Atom Egoyan, Stephen Traynor, Simone Urdl y Jennifer Weiss. Música: Mychael Danna. Fotografía: Paul Sarossy. Estreno en España: 15 Mayo 2015. Lanzamiento en DVD: 27 Mayo 2015.
Intérpretes: Ryan Reynolds, Scott Speedman, Rosario Dawson, Mireille Enos, Kevin Durand, Alexia Fast.


Sinopsis:
Ocho años después de la desaparición de Cassandra, algunos indicios perturbadores parecen indicar que aún está viva. La policía, sus padres y la misma Cassandra, intentar elucidar el misterio de su desaparición.

Ryan Reynolds
Comentarios:
Rescatada en DVD, ya que su paso por la cartelera fue visto y no visto, encontramos un nuevo trabajo del director canadiense Atom Egoyan, que estuvo presente en la sección oficial del Festival de Cannes (2014). Muchas ganas de verla, pero alguna que otra decepción, tal como ocurrió en Cannes, porque como bien dice el crítico Javier Ocaña la decadencia creativa de determinados autores suele ser tan misteriosa como el enigma de su genialidad anterior. ¿De dónde proceden la una y la otra? ¿Dónde se escapa la segunda cuando la primera acecha?
En las escenas inaugurales de Cautivos se intuye el reconocible estilo del canadiense Atom Egoyan, el que le llevó entre 1984, año de Next of kin, y 2002, con Ararat, a crear una serie de sensacionales, perturbadoras, desoladoras películas: estructura narrativa compleja, con continuos saltos adelante y atrás en el tiempo; poca información sobre trama y personajes, simples apuntes, pinceladas con las que se crea una especie de suspense narrativo; voyeurismo malsano; música de Mychael Danna que otorga atmósfera, inquietud, ambigüedad; un maravilloso travelling con la acción principal en fuera de campo, con la lentitud del talento, con el brillo del artista, en la escena climática del primer tercio; incluso la nieve remite al director de El dulce porvenir. Por concepto, es difícil encontrar malas películas donde la nieve sea un personaje central, y aún más una película de Egoyan. Esa gélida prisión atmosférica carga a los personajes con el peso del aislamiento. El frío conmueve, mata. Y sin embargo...
A los 25 minutos de metraje, a pesar de la sutileza, a pesar de la desestructura narrativa, ya se entiende todo: secuestros de niños y pornografía infantil. Por comparación, ese estado, el engranaje del puzle dramático, se produce en Cautivos una media hora antes que en El dulce porvenir. A partir de ahí el espectador ya no está alerta, sino centrado. Y entonces llega la cuesta abajo: el desasosiego deja paso al desequilibrio, a las discretísimas interpretaciones, hasta llegar a un último tercio, más grotesco que inquietante, tosco y difícil de asimilar desde una perspectiva verosímil.
Sorprendentemente, Egoyan, también guionista, refleja esta vez con más brío el lado heroico, el centro ético de su protagonista masculino, que esa esquina oscura en la que tan bien se movía en El liquidador o El viaje de Felicia. En la mente de ese gigantón de tradición vulnerable (M, el vampiro de Düsseldorf, Frankenstein, El cebo), que malinterpreta un ridículo Kevin Durand, se acumulan todos los desastres de Cautivos. Egoyan lleva casi 15 años atascado, cinco películas. De ellas, esta es la más reconocible en su universo, la mejor en su concepción, que no en su desarrollo. La decadencia, ese misterioso estado. 


martes, 28 de julio de 2015

Rodrigo Guirao Díaz es Sólo química



Rodrigo Guirao Díaz (nacido el 18 de enero de 1980 en Vicente López, Buenos Aires, Argentina) es un actor y modelo argentino, que ha trabajado en Argentina, Italia y España.

En televisión trabajó en la telenovela argentina Patito feo del género infantil-juvenil que se emitió durante el 2007 y 2008 por Canal 13, producida por Ideas del Sur, productora que dirige Marcelo Tinelli. En 2010 participó en la serie italiana Terra ribelle, donde interpretó el papel de Andrea. Un año después protagonizó junto a la actriz italiana Vittoria Puccini, la serie italiana Violetta, la cual está basada en la novela La dama de las camelias de Alexandre Dumas.

Rodrigo Guirao es uno de los rostros más conocidos en Argentina, su país natal, y a raíz de su participación en la serie Bienvenidos al Lolita, también se ha hecho conocido en España.

Pero lo cierto es que acaba de aterrizar por la cartelera española su primera película, Sólo química, dirigida por Alfonso Albacete, donde interpreta el personaje de Eric.

Nos sorprenden sus declaraciones, afirmando que ser guapo no siempre juega buenas pasadas. El propio actor ha reconocido en la presentación de la película Solo Química que, aunque él no se considera demasiado guapo, su físico no siempre le ha ayudado a conseguir papeles, sino más bien al contrario. El argentino ha confesado que le pasó con una serie y que le costó mucho convencer al director para conseguir el papel. Aun así, no cabe duda de que su atractivo es una de sus cualidades más destacadas, aunque Guirao ha tenido que trabajar y esforzarse mucho para labrarse una carrera como actor. 
 
Rodrigo Guirao Diaz



Ha sido desde electricista hasta camarero y modelo para poder independizarse, ayudar a su familia económicamente y pagarse sus estudios de interpretación. Estudió actuación en el Centro Cultural San Martín y a partir de entonces ha seguido varios cursos de interpretación.

Aunque todavía no es muy conocido en España, es uno de los actores más populares en Argentina y en Italia. No obstante, Rodrigo reconoce que el hecho de no ser muy conocido le da un poco más de "libertad" y le permite centrarse más en sus proyectos. 

En la película que tiene ahora mismo en cartelera, comparte cartel con Alejo Sauras y Ana Fernández.

Proponemos que lo conozcáis un poco más viendo el making-off de un reportaje realizado para la revista Shangay Stiles.

domingo, 26 de julio de 2015

Un Premio Nacional de Cinematografía llamado Fernando Trueba



Fernando Trueba (Madrid, 1955) acaba de ser galardonado con el Premio Nacional de Cinematografía. 

Según la crónica de Gregorio Belinchón, Trueba aseguró tras recibir la noticia que lo primero en que pensó no fue en su posible discurso político, que lo hará, sino en su edad. “Dios mío, medité. Qué viejo soy que me dan este galardón. Me voy a comprar una boina, me disfrazo de Pla y me voy al Ampurdán. Me jubilo. Ha sido una sensación de vejez... probablemente porque he cumplido sesenta años y todavía estoy bajo los efectos del shock”. Pero hace dos años lo recibió un director mucho más joven, Juan Antonio Bayona. “Eso, como decía alguien, lo cura el tiempo”.

Tras un carrera con películas como La niña de tus ojos, Belle Époque (con su consiguiente Oscar), El sueño del mono loco, Ópera prima, El año de las luces o El artista y la modelo, por escoger algunas, lo que en realidad llama la atención es que Trueba aún no hubiera recibido este galardón. “Un premio no tiene tanta trascendencia ni importancia... Me explico: un goya ayuda a la carrera comercial. Ahora mismo yo no tengo un estreno, en febrero o marzo empiezo la próxima, así que me pilla fuera del calendario profesional. En resumen, me lo tomo con pachorra y una tranquilidad impresionantes”.

Al director nunca le han ilusionado los premios. “Ni el Oscar, de verdad, porque jamás he tenido la mítica de ese galardón. Pero a veces sí que vienen bien y alegran la vida de quienes te quieren. Ayuda a la batalla principal, que hoy en día más que nunca es poder hacer las películas con libertad e independencia. Cada vez es más duro. Si no es el dictado de una cosa es el dictado de otra. Por citar a Billy Wilder, sé que soy un pesado siempre mencionándolo, él ponía en las portadas de sus guiones C D, siglas de Cum Deus, Con Dios. Wilder me explicó que no sabía si existía Dios o no, pero que hacer una película es tan difícil que cualquier ayuda es bienvenida. Me pareció una respuesta cojonuda”.

A Trueba estos meses la vida le ha cambiado en que ha recibido este reconocimiento, en que ha cumplido esos sesenta años que le pesan y en que ya es académico de Hollywood. No va a variar en su línea ideológica, que le mantiene “beligerante” y “poco diplomático”. “Siempre estoy protestando. Muchas veces de forma muy exagerada. Así que no tengo necesidad ahora de devolver el premio, como han hecho en otras artes últimamente. Creo que hay que ser humilde y recogerlo. Me parece igual de legítimo rechazarlo o no aceptarlo”. Entre sus peticiones —“y me da igual que el Gobierno sea de izquierdas o de derechas, porque ninguno me ha hecho caso”—, que tanto el ICAA (el organismo del Ministerio de Cultura que regula el cine) como la Filmoteca Española “sean autónomos, como en Francia, y no dependan del poder”.

Para el cineasta madrileño, los políticos tienen una ventaja: “Abren y cierran el grifo y la gente espera ese agua de rodillas, y eso lo han practicado todos. Al cine nunca lo han respetado”.

Y en el futuro, en la próxima primavera, el rodaje de La reina de España. Segunda parte de La niña de tus ojos, transcurre 18 años después de la primera. “Nunca me había pasado que una película haya surgido de mi cabeza así. Yo iba andando por la calle y los personajes [recuperará a los ocho principales de aquella comedia de 1998] no me dejaban en paz. Jamás me había planteado qué había ocurrido con los de Ópera prima o de Belle Époque. En cambio estos, no sé la razón, puede que porque sean colegas, me han dado la tabarra contándome cómo les ha ido desde entonces”. ¿Y les ha ido bien o mal? “A unos mal, a otros bien, a algunos les ha pasado el tiempo. También de eso trata un poco. Como la vida misma con todos nosotros, ¿no?”.