sábado, 23 de abril de 2016

La Gran Historia del Cine: Los hermanos Lumière

Capítulo 1. Los hermanos Lumière.



En el número 14 del bulevar de los Capuchinos de París hay una placa de mármol en la fachada que dice: «El 28 de diciembre de 1895 tuvieron lugar aquí las primeras proyecciones públicas de fotografía animada con ayuda del cinematógrafo, aparato  inventado por los hermanos Lumière.» En este lugar estaba el Gran Café, en cuyo Salón Indio los hermanos Lumière, Louis y Auguste, hicieron la primera demostración pública de su invento. El aparato era el resultado de avances sobre otros inventos  anteriores, como la llamada «linterna mágica», que mediante diversos trucajes ópticos permitía la proyección de imágenes fijas que daban la sensación de movimiento. El cinematógrafo iba más allá. El mismo aparato permitía la toma de vistas y a la vez podía ser utilizado para proyectarlas en una pantalla de visión colectiva, hecho que constituye ya la esencia de lo que hoy entendemos por cine.

El programa de aquella primera sesión del Día de los Inocentes de 1895 estaba constituido por diez pequeñas cintas de poco más de un minuto de duración cada una, entre las que destacaba “La salida de los obreros de la fábrica Lumière” —que fue la  primera película rodada por los hermanos— o “La llegada de un tren”, la más comentada de todas, ya que aterrorizaba a los espectadores con la impresión de que el tren se abalanzaba sobre ellos. El precio de la entrada era de un franco y solo treinta y cinco privilegiados se animaron aquella tarde a ver el nuevo prodigio. Pocos días después el programa se enriqueció con nuevas cintas, como “El regador regado”, primer film cómico de la historia, en el que un jardinero miraba por la boca de su manguera y acababa recibiendo un remojón. Pronto el boca a boca corrió y cuando los diarios parisinos se hicieron eco del invento la recaudación ascendió a dos mil francos diarios. A pesar del éxito, los hermanos Lumière nunca pensaron que su invento fuera a ir más allá de una atracción de feria  pasajera. Más bien lo entendían como un «perfeccionamiento de la fotografía». De ahí que la mayoría de sus películas fueran estampas de la vida cotidiana.
Fuente: “El cine contado con sencillez”,
Juan Zavala, Elio Castro-Villacañas y Antonio C. Martínez.

Los primeros filmes de los hermanos Lumière:



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